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Wellesley College

Publication Date

Spring 2011

Program Name

Nicaragua: Revolution, Transformation, and Civil Society

Abstract

Al escuchar la declaración ‘¡el machismo mata!’, es muy probable que uno inmediatamente piense en las miles de mujeres que anualmente son asesinadas por el elemental hecho de haber nacido mujer. El pueblo nicaragüense está muy familiarizado con esta violencia contra las mujeres, porque “en Nicaragua, las muertes violentas de éstas han crecido en número y crueldad durante los últimos años.”[1] Solamente durante el primer trimestre de 2011 hubo 28 femicidios en Nicaragua - el número más alto nunca registrado, más del doble del número de mujeres asesinadas en la misma temporada de 2010.[2]

Sin embargo, cuando decidí titular este proyecto ‘¡El Machismo Mata!: Promoviendo una masculinidad libre de violencia’, no solamente estaba pensando en la violencia machista contra las mujeres. Cabe destacar que me considero feminista y luchadora por los derechos de las mujeres. Por lo tanto, estaba convencida de que iba a desarrollar mi proyecto en torno al tema de la violencia contra las mujeres y los derechos de éstas. No es que haya descartado esa idea, pero desarrollé el tema desde un enfoque completamente diferente de lo que esperaba. La razón principal es que durante una charla sobre el machismo para la Escuela de Formación Global, Mónica Zalaquett Daher me plantó una pregunta, “¿Cómo sufren los hombres por el machismo?”, cuya respuesta me hizo reconsiderar mi manera de mirar este fenómeno.

Al principio me puse a la defensiva. ¿Cómo que los hombres son víctimas del machismo? Yo siempre había relacionado el machismo, en primer lugar, con el comportamiento de prepotencia de los hombres con respecto a las mujeres. En segundo lugar, lo veía como una cultura jerárquica, que valora a hombres y mujeres según los roles de género asignados – una cultura que puede ser aprobada y fomentada tanto por los hombres como por las mujeres. “Las mismas mujeres asimilan y transmiten valores misóginos. No es un mundo de hombres tiránicos, es mucho más intricado que eso.”[3]* Esa conciencia de que muchas mujeres alimentan al machismo, ya la tenía, pero nunca había reflexionado sobre si los hombres entonces también podrían sufrir por el machismo. Para mí, el machismo siempre había simbolizado el privilegio masculino y consideraba que las víctimas de las creencias machistas eran primeramente las mujeres, los niños/as y la diversidad sexual.

Sin embargo, a lo largo de este proyecto, me di cuenta de que el machismo mata en muchas más maneras de las que conocía. Especialmente, se me abrieron los ojos al hecho de que los hombres también son víctimas del machismo. Me parece sumamente urgente que resolvamos los problemas devastadores que éste está causando. Es importante, sin duda, tener leyes que castiguen la violencia, pero creo que la mejor manera de prevenirla sería cambiar la cultura que está generándola. Si los hombres, tanto como las mujeres, se dieran cuenta de que con el machismo todos perdemos, estaríamos más cerca del cambio necesario.

Es mi esperanza de que con esta investigación pueda compartir con los lectores lo más urgente que he aprendido del Centro de Prevención de La Violencia. La investigación empieza con la introducción de mi punto de base, el CEPREV, seguido por la metodología. A continuación, se presentan los temas más problemáticos dentro de la cultura machista y cómo éstos afectan a los hombres, usando ejemplos de las observaciones y entrevistas realizadas. Finalmente, se presenta un resumen de cómo los hombres son víctimas del machismo y qué podríamos hacer para cambiar esta cultura enferma y promover una masculinidad libre de violencia.

Disciplines

Family, Life Course, and Society | Gender and Sexuality | Latin American Studies | Social Psychology and Interaction

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